23 feb 2012

RESUMEN 2 EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA

EL AMOR EN TIEMPOS DE CÓLERA
Gabriel García Márquez
Que ironía, poco después de la muerte de Jeremiah Saint Amour, quien fue  gran amigo del doctor Juvenal Urbino, aquella tarde lluviosa de Pentecostés  la muerte también se topó con el doctor Urbino, todo pasó tan rápido, en la mañana después de asistir al velorio de su amigo y haber estado más tarde en las bodas de plata de otro de sus grande s amigos, llego a casa a tomar su tradicional siesta cuando de pronto miro a su loro extraviado en la sima de un árbol, el doctor Urbino a su ya avanzada edad trato de bajar al perico del árbol subiendo a una escalera, entonces, fue en un instante cuando esta resbalo y la muerte se apodero de aquel hombre lleno de virtudes y querido por tanta gente.
Hasta ahora esta parte me pareció muy triste, sobre todo por Fermina Daza esposa del fallecido a quien tanto amaba y con quien compartió la mayor parte de su vida, a quien le contaba todo, quien dormía a su lado, quien la despertaba a propósito para no sentirse solo, quien la amaba como a nadie en el mundo. 
Juvenal Urbino y Fermina Daza tuvieron dos hijos: Marco Aurelio, el varón, médico como él y como todos los primogénitos de cada generación, no había hecho nada notable a la edad de 50 años. Ofelia, la única hija, casada con un buen hombre.
La tragedia de su muerte fue una conmoción que afectó a todo el pueblo, incluso, un artista  de renombre pinto un lienzo gigantesco de un realismo patético, en el que se veía al doctor subido en la escalera y el instante mortal en que extendió la mano para atrapar al loro hablador.
Fermina Daza desde su primer día de viuda no estaba tan desvalida como lo había temido el esposo. No permitió que nadie utilizara para otro fin el cadáver de su difunto, sino era para rezarle y darle el último adiós. De igual manera, no permitió que se realizara el velorio tradicional de nueve noches: las puertas se cerraron después del entierro y no volvieron a abrirse sino para visitas íntimas.
La casa quedo bajo el régimen de la muerte. Fermina Daza no pudo despedirse de ell y decirle cuanto lo quería a pesar de las dudas, su dolor se descompuso en una cólera ciega contra el mundo, y aun contra ella misma, y eso le infundio el dominio y el valor para enfrentarse sola a su soledad.
Es entoncs cuando aparece Florentino Ariza, un anciano de setenta y dos años, servicial y serio, con una personalidad muy destacada ya que pertenecía a una muy buena familia de navieros, fue el único que estuvo en los dos los momentos del velorio y del entierro hasta el final, pero cuando Fermina Daza lo miro, lo primero que le dijo fue ¡lárgate, y no te dejes ver nunca más en los años que te queden de vida, que espero y sean muy pocos!
La visita de Florentino causo tantas cosas en ella, que hasta durmió sollozando  y pensando en él, y no en su marido difunto.

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