15 mar 2012

RESUMEN 5

 EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA
Gabriel García Márquez


















Poco después de que Florentino recibió una respuesta afirmativa a la solicitud de boda, y darse cuenta de que realmente no estaba preparado para tal evento, su madre Tránsito Ariza si lo estaba, por lo cual había iniciado las gestiones para tomar en alquiler toda la casa que hasta entonces compartía con dos familias más.

Aparte de la casa, su madre contaba con recursos que provenían de la mercería y de las hilachas hemostáticas, Transito Ariza decidió donar todos sus bienes para la realización de la boda, sin importarle que fuera de ella en un futuro.
 Mientras tanto Florentino había sido nombrado ayudante primero del telégrafo.

Por tal motivo, el lado práctico del matrimonio había sido resuelto.
Sin embargo la madre de Florentino le puso dos condiciones, la primera era conocer a fondo al padre de Fermina Daza y la segunda y más importante fue que Florentino y Fermina tuvieran un noviazgo duradero para que de ese modo tuvieran la oportunidad de conocerse a fondo y no arrepentirse mucho tiempo después de su compromiso, del mismo modo, que tuvieran la reserva más estricta hasta que los dos estuvieran seguros de sus sentimientos.

Mientras transcurría el tiempo de la espera, ellos seguían escribiéndose con el mismo ardor y la misma frecuencia, pero sin los sobresaltos de antes, y las cartas fueron derivando hacia un tono familiar que ya parecía de esposos. Nada perturbaba sus ensueños.

A pesar de que Florentino Ariza vivía en una casa de prostitución, nunca cayo en la tentación de otras mujeres, sus sentimientos por Fermina eran claros, siempre se mantuvo virgen para Fermina Daza a pesar de todas las grandes tentaciones.
Un día la madre superiora del colegia de Fermina Daza la sorprendió escribiendo una carta de amor, lo cual fue motivo de expulsión de acuerdo con el reglamento de la escuela.

Fue entonces cuando Lorenzo Daza padre de Fermina descubrió las cartas que durante tres años se habían estado mandando su hija y el trabajador del telégrafo Florentino Ariza.

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